Gregorio Gómez Bolaños, Técnico de Apoyo, Viceconsejería Promoción de Autonomía y Atención a la Dependencia - Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
jun. 25, 2025
Gregorio Gómez Bolaños contextualizó la importancia del servicio público de teleasistencia dentro del modelo de atención social de la región. Destacó que este servicio se gestiona desde la Consejería de Bienestar Social y responde a una realidad geográfica y demográfica muy particular: una comunidad extensa, con baja densidad de población y con un elevado número de pequeños municipios (el 93% con menos de 5.000 habitantes). Esta dispersión dificulta la implantación de recursos presenciales, lo que hace que la teleasistencia cobre una especial relevancia.
Según explicó, la tecnología debe ponerse al servicio de los cuidados para permitir que las personas, especialmente mayores y en situación de dependencia, puedan permanecer en sus domicilios y entornos habituales, algo que manifiestan como preferencia mayoritaria en todas las encuestas. En este sentido, consideró que la teleasistencia forma parte de una nueva revolución tecnológica que puede revertir los efectos del éxodo rural de épocas anteriores.
Gregorio subrayó que la teleasistencia en Castilla-La Mancha ha evolucionado significativamente en la última década: se ha pasado de un modelo básico y reactivo a uno proactivo, predictivo y personalizado. En colaboración con Tunstall, el servicio se ha digitalizado en un 98%, incorporando detectores inteligentes, sistemas de comunicación con familiares y herramientas que contribuyen no solo a la seguridad, sino también a reducir la soledad no deseada.
Actualmente, más de 63.900 terminales prestan servicio a más de 80.000 usuarios, lo que supone un crecimiento del 93% en los últimos 10 años. Además, está universalizado para personas mayores y dependientes y se ofrece de forma gratuita.
No obstante, insistió en que la eficacia del servicio depende en gran medida de su integración con el resto de las prestaciones del sistema de cuidados. Alertó sobre el riesgo de fragmentación y de tratar los recursos por separado, cuando el objetivo debe ser una atención personalizada y coordinada. También planteó la necesidad de evitar que la tecnología agrande la brecha digital, apostando por acompañarla con formación, tanto para los usuarios como para las familias cuidadoras.
Finalmente, remarcó que el envejecimiento poblacional y el desafío de los cuidados deben ocupar un lugar central en la agenda pública, ya que no se trata solo de un problema de financiación, sino de organización, coordinación y respuesta humana.