mar. 8, 2022

El 8-M no es el día de las mujeres. Lo son los 365 días del año. El 8-M es el día que nos recuerda que, a pesar de haber avanzado en la igualdad entre mujeres y hombres, aún nos queda mucho por recorrer. Y a pesar de que muchos puedan tener la sensación de que este no es su problema ni su lucha, porque no lo han sufrido nunca, sí que lo es. Y así lo demuestra Fina Lorca, teleoperadora psicosocial en Tunstall desde hace 14 años. Su testimonio interpela a toda la sociedad y también señala por dónde hay que afrontar el futuro.

“Nunca he experimentado ninguna desigualdad ni en lo personal ni en lo laboral”, indica antes de nada para aclarar que el hecho de no haber sufrido a nivel personal la desigualdad de género, esta sigue existiendo y afectando al conjunto de la sociedad. “A nivel profesional sí que he atendido a algunas mujeres que eran maltratadas por sus parejas. Les decían que no valían nada, que eran unas inútiles”, lamenta.

Y estos casos, a diferencia de lo que se pueda pensar, no se dan solo entre parejas jóvenes o que llevan poco tiempo. “Vi casos de maltrato en matrimonios que llevaban más de 30 y 40 años de convivencia”, aclara Fina. E incluso con hijos. Y, precisamente, ahí está otro de los factores clave para erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia de género: la educación. Porque en su experiencia, Fina vio cómo en algunos de estos matrimonios, los hijos no creían a sus madres: “Les decían que estaban ‘locas’”.

Pero estas situaciones se las puede encontrar cualquiera y en cualquier momento. Por eso es tan importante que días como el 8-M sirvan para seguir calando el mensaje de la igualdad entre la población.

Pero a pesar de la oscuridad, también hay sitio para la esperanza. Fina señala que, al principio, cuando se puso en marcha el Centro de Atención del Servicio de Teleasistencia de Murcia y “la única mujer que había era la recepcionista”, ella y el resto de sus compañeras fueron muy bien acogidas por sus compañeros técnicos y de unidades móviles. “Siempre me sentí muy feliz de poder formar parte del equipo. Estuve casi cuatro años de baja y al regresar tenía miedo porque no sabía cómo sería la vuelta, pero mis miedos desaparecieron en seguida. La acogida de mis compañeros y del Delegado Territorial fue como si no me hubiera ido nunca”, recuerda.

Y más allá del presente, Fina también vaticina cómo podría ser el futuro, después de ver cómo han cambiado algunas cosas en sus 14 años como mujer en el servicio de la teleasistencia. “He notado que la presencia de la mujer se ha ido incrementando en otros puestos donde antes era impensable”. Y pone de ejemplo a sus compañeras que son conductoras de unidad móvil o técnicas instaladoras de terminales y dispositivos.

“Veo el futuro en las nuevas generaciones donde las mujeres avanzaremos y podremos realizar cualquier carrera o trabajo, aunque tradicionalmente hayan estado acaparados por los hombres”, apunta. Y en este futuro, que también pasa por compatibilizar el desarrollo de la sociedad con la supervivencia del planeta, Fina es contundente: “Las mujeres podrán aportar y adoptar medidas que impacten en la lucha contra el cambio climático y a favor de la sostenibilidad. Están más concienciadas”, reivindica.